- La inversión extranjera registró una reducción del 25,2%, frente al mismo periodo de 2024.
- La inversión diferente a petróleo y minería se desplomó un 41,6%.
- Este comportamiento es un reflejo claro de la cautela del sector empresarial frente a un entorno político que no ofrece garantías para crecer ni proyectarse en el largo plazo.
El presidente de FENALCO, Jaime Alberto Cabal, alertó sobre el fuerte deterioro del clima de inversión en Colombia, reflejado en la abrupta caída de la Inversión Extranjera Directa (IED). De acuerdo con cifras del Banco de la República, al 6 de junio de este año, la inversión registró una reducción del 25,2% frente al mismo periodo de 2024, al pasar de US$5.774 millones a US$4.321 millones.
Más preocupante aún es el hecho de que la inversión diferente a petróleo y minería se desplomó un 41,6%, mientras que la destinada a esos sectores estratégicos cayó 17,5%. En el 2024 la IED retrocedió 15.2%
“Este comportamiento es consecuencia directa de la creciente incertidumbre jurídica, política y económica que hoy reina en el país por el desgobierno y la incontinencia verbal de Petro. La pérdida de confianza es evidente y pareciera que cada nueva disposición o anuncio del Gobierno representa un nuevo golpe a la credibilidad institucional y a la estabilidad que tanto valoran los inversionistas nacionales y extranjeros”, afirmó el vocero de los comerciantes.
La situación se agrava por el desorden de las finanzas públicas, la suspensión de la regla fiscal, los constantes cambios como el anticipo de
impuestos y el anuncio de una nueva reforma tributaria que, lejos de dar claridad, ahonda la sensación de improvisación y riesgo. “A esto se suma el gasto público descontrolado y una creciente sensación de inseguridad tanto física como jurídica, que termina por ahuyentar el capital”.
Este comportamiento es un reflejo claro de la cautela del sector empresarial frente a un entorno que no ofrece garantías para crecer ni proyectarse en el largo plazo.
Colombia está perdiendo terreno como destino confiable para la inversión. La recuperación de la confianza debe ser una prioridad. Para ello, se requieren mensajes claros, decisiones coherentes y un compromiso firme con la estabilidad institucional, económica y jurídica, lo cual ya sería posible sólo a partir del 2026. “No podemos permitir que el país siga retrocediendo por decisiones que comprometen su presente e hipotecan su futuro”, concluyó Cabal Sanclemente.